Por Yaoehecatl KM
Pirámide de la Luna. Entierro 5.
Este Entierro es muy peculiar y significativo porque a diferencia de los anteriores en el que las personas sacrificadas parecen ser cautivos de guerra o personas ofrendadas a las diferentes etapas constructivas de la pirámide, en éste las personas halladas parecen ser altos dignatarios, individuos de un mayor o alto rango, cuya posición en la que fueron encontrados es extraordinaria, fuera de lo común para el caso de los entierros, y plantea varias interrogantes.
Sobre el eje norte-sur del llamado Edificio 5 de la Pirámide de la Luna se descubrió una fosa rectangular la cual tenía “muros en talud con sus cuatro lados, y estaba rellenada completamente con piedras y tierra… se trataba de una fosa funeraria…” Pese al mal estado de conservación de la fosa, se pudo determinar la posición de tres individuos, de sexo masculino, encontrados en este entierro. Los tres sujetos se hallaron sentados en posición de flor de loto mirando hacia el poniente, el lugar por donde el sol cae, muere, y entra al Mictlan o inframundo, la región de los muertos.
Ninguno de ellos tenia las manos cruzadas por atrás de las espaldas como en las ofrendas anteriores, por el contrario, “sus manos descansaban una sobre la otra, justo encima de los pies” los cuales se encontraban cruzados, típico de esta postura oriental. “Esta posición denotaba majestad y alto rango en prácticamente toda Mesoamérica, y en la iconografía era exclusiva de los dioses y las elites en el poder.”
Hasta el momento, es el único caso conocido en Teotihuacan de individuos en un entierro sentados en flor de loto lo que parece indicar que eran “altos dignatarios teotihuacanos nunca antes detectados.” Se cree que estas personas fueron enterradas de esa manera simbolizando su dignidad divina o su alta jerarquía sociopolítica o religiosa. Las edades oscilan entre los 50, 45 y 40 años para cada uno de los tres individuos. Al parecer, según los análisis isotópicos, tampoco eran originarios de Teotihuacan sino extranjeros.
Entre los objetos encontrados de esta ofrenda se tienen: ornamentos de jade, orejeras, collares de cuentas de jade y un pendiente rectangular. Esta forma ornamental de jade es excepcional en Teotihuacan, sólo se encuentran representaciones similares en la zona maya.
Es posible que estos individuos hayan pertenecido a la sociedad maya o formaban parte de esa elite. Esto indicaría que la metrópoli teotihuacana tuvo vínculos con la región maya en ese periodo de tiempo, antes de la construcción del llamado Edificio 6 de la Pirámide de la Luna.
Como parte de la ofrenda se halló una escultura de figura humana de jadeíta con sus propios ornamentos también de ese material; también se encontraron figuras antropomorfas y serpientes de obsidiana, además de caracoles pequeños; un atecocoli o caracol grande del que los arqueólogos llaman “trompeta”; y un pequeño huehuetl o tambor de piedra recubierto con estuco.
En cuanto a los animales ofrendados se encontraron: dos pumas, un águila real y víboras de cascabel. Interesante, por el simbolismo que representan estos animales: el águila el sol, la serpiente la tierra fértil, y el felino las montañas y el poder terrenal. También simbolizaban jerarquías o instituciones militares. Es posible que estos animales también estén representando, según los últimos estudios de la Dra. Linda Manzanilla, arqueóloga de la zona, a grupos sociopolíticos que gobernaban en conjunto la antigua ciudad de Teotihuacan.
Entonces, las personas ahí encontradas en posición de flor de loto ¿eran representantes de cada uno de estos grupos de poder? ¿del grupo de los felinos, de las águilas o aves y de las serpientes o reptiles?
Independientemente de la jerarquía o de los grupos de poder que estos tres hombres representaran, lo más significativo y que llama poderosamente la atención es la forma en la que fueron encontrados: sentados en flor de loto. Esta posición de meditación clásica a sido atribuida a las cultural orientales de India, China, Japón, El Tíbet, etc. Se ha pensado que estas posturas asociadas a la meditación han sido exclusivas del Continente Asiático o del Medio Oriente y de ahí han sido llevadas al resto del mundo. Pero ahora, con este descubrimiento –que se suma a otros de la misma índole–, cabe preguntarse si las culturas del México antiguo también desarrollaron las prácticas meditativas, con ese tipo de posturas o posiciones, que conllevan al conocimiento y dominio interno.
Aunado a lo anterior, en la ofrenda de este entierro fue colocada una pieza de jade de figura humana, sentado en posición de flor de loto, con las piernas entrecruzadas y las manos descansando sobre ellas. Esto refuerza la idea anterior de que las personas pertenecientes a las culturas del México antiguo, en este caso los teotihuacanos, conocieron las prácticas de meditación.
Bibliografía
Saburo Sugiyama y Leonardo López Luján, Consagración en la Pirámide de la Luna, CONACULTA, INAH, Arizona State University, Museo del Templo Mayor, México, 2006
Saburo Sugiyama, Rubén Castro y Leonardo López Lújan, “Los entierros en la Pirámide de la Luna”, en, Viaje al centro de la Pirámide de la Luna. Recientes descubrimientos en Teotihuacan, Arizone State University, National Geographic Society, CONACULTA-INAH, México, 2004
Saburo Sugiyama y Leonardo López Luján, Consagración en la Pirámide de la Luna, CONACULTA, INAH, Arizona State University, Museo del Templo Mayor, México, 2006