Por Karloz Miranda Yaoehecatl
Semblanza
La Piedra del Sol –también llamada Tonalmachiotl–, es tal vez el monumento más representativo de México en su época antigua o prehispánica. Este enorme monolito simboliza al sol y a las últimas cuatro eras de la humanidad identificadas con los cuatro soles anteriores, es pues la Piedra del Sol un registro del tiempo de la humanidad o de las humanidades que nos han antecedido. Las últimas propuestas de investigación e interpretación de este enorme monolito indican que podría tratarse de Tlaltecuhtli y no de Tonatiuh.
Diametro: 3.58 mts.
Profundidad: 98 cm
Peso: 24 tn. Aprox.
Material: Basalto
Cultura: Mexica
Dependiendo de las diversas interpretaciones que se han hecho de este monumento, éste ha recibido diferentes nombres: Calendario azteca, Piedra de Sacrificios, Cuauhxicalli (recipiente para albergar los corazones de los sacrificados), Temalacatl (piedra del sacrificio gladiatorio), Piedra del Sol, Tonalmachiotl (“machote” –modelo- del sol). La última propuesta de interpretación es: Tlaltecuhtli (El señor de la Tierra).
Datos Históricos
Se piensa que fue elaborada entre los años de 1250 y 1521, en el gobierno de Axayacatl o en el gobierno de Motecuhzoma Xocoyotzin. La roca en la que fue tallada el monumento proviene del volcán Xitle y se trajo de San Ángel o Xochimilco siendo arrastrada por cerca de 22 kilómetros hasta el centro de Mexico-Tenochtitlan. Después de la invasión española, la Piedra del Sol estuvo a la vista por cerca de 30 años, hasta la llegada del arzobispo Alonso de Montúfar quien ordenó enterrarla. A finales del siglo XVIII con motivo de las remodelaciones que se hacían en la Plaza Mayor fue descubierta el 17 de diciembre de 1790, encontrada a tan sólo 40 cm del suelo y a 60 metros al poniente de la segunda puerta del palacio virreinal. Antonio León y Gama, estudioso de aquel tiempo, fue quien la bautizo con el nombre de “Calendario Azteca”. Fue colocada en la torre poniente de la Catedral Metropolitana en 1791. En 1855 fue trasladada a la Galería de Monolitos del Museo Arqueológico (hoy, Museo Nacional de las Culturas)ubicado entonces en la calle de Moneda, Centro Histórico. En 1964 fue trasladada al Museo Nacional de Antropología y colocada en la sala Mexica en donde permanece actualmente.
Se dice que antes de que existiera la humanidad actual, existieron hace muchos años otras cuatro humanidades o eras de la humanidad; estas eras fueron conocidas en la antiguedad como Soles. Así, existieron cuatro soles antes de nuestro sol o era actual. Cada Sol tuvo un nombre y ese nombre marcaba el destino, de algún modo, en que habría de perecer o ser destruida esa humanidad. El Primer Sol se llamó Nahui Ocelotl (4-Jaguar), fue considerado un Sol de Tierra, el cual tuvo una duración de 676 años. Del interior de la tierra habrían surgido jaguares que devoraron a los hombres. El Segundo Sol se llamó Nahui Ehecatl (4-Viento), este fue el Sol de Viento, y tuvo una duración de 364 años. Esta humanidad fue destruida por fuertes huracanes, cuando perecieron todos los hombres se habrían convertido en monos. El Tercer Sol se llamó Nahui Quiahuitl (4-Lluvia), fue considerado un Sol de Fuego porque lo que llovio fue fuego y esto acabo con esa humanidad; cuando hubieren perecido todos los hombres, se habrían convertido en aves. Duró este Sol 312 años. El Cuarto Sol se llamó Nahui-Atl (4-Agua), este fue el Sol de Agua, tuvo una duración de 676 años. Aquí, los hombres perecieron por un diluvio, después, se convirtieron en peces.
El Quinto Sol, que es la era en la que actualmente vivimos, fue creado en Teotihuacan, y se llama este Sol, Nahui-Ollin (4-Movimiento), es el Sol de Movimiento, refiriéndose al movimiento de la tierra, es decir, movimientos telúricos, temblores, terremotos, con lo cual se dice que de esta manera será destruida la presente humanidad. Se dice que las Fuerzas, Energias o “dioses” se reunieron en Teotihuacan para crear al Quinto Sol. El elegido para tal tarea había sido Tecuciztecal que, sacrificándose, se convertiría en sol. Pero Tecuciztecatl dudó, tuvo temor de arrojarse al gran fuego. Nanahuatzin, una divinidad menor y que no tenia la ostentosidad de Tecuciztecal, no dudó y fue quien se arrojo al fuego convirtiéndose en el nuevo sol. Así fue como surgió el Quinto-Sol, allá en Teotihuacan.
En el centro aparece el rostro de Tonatiuh, nuestro sol actual, de cuya boca surge un Tecpatl, cuchillo de pedernal, como si fuera su lengua, éste ha sido identificado como un simbolo de rayo de luz, palabra cortante o palabra de guerra, o un símbolo de sacrificio que se ofrendaba a Tonatiuh. Alrededor del rostro de Tonatiuh, en un segundo circulo, aparecen cuatro cuadrantes que simbolizan los cuatro soles o eras anteriores de la humanidad.
El cuadrante superior derecho representa al Primer Sol, Nahui-Ocelotl (4-movimiento). Esta tallado el rostro de un jaguar (ocelotl) y aparecen cuatro puntos indicando el numeral “cuatro”; de la oreja del jaguar surge el símbolo de Tezcatlipoca (espejo que humea) indicando el vinculo de este animal con la divinidad obscura. El cuadrante superior izquierdo representa la Segundo Sol, Nahui-Ehecatl (4-Viento). El rostro que esta ahí tallado ha sido identificado como el de Ehecatl (viento), una de las advocaciones de Quetzalcoatl. De igual manera, aparecen cuatro “puntos” o “cuentas” indicando el numeral “cuatro”. El cuadrante inferior izquierdo representa al Tercer Sol, Nahui-Quiahuitl (4-Lluvia). Esta tallado el glifo de Quiahuitl (lluvia) acompañado del numeral “cuatro”. El cuadrante inferior de la derecha representa el Cuarto Sol, Nahui-Atl (4-Agua). Esta tallado el glifo del agua, acompañado del numeral “cuatro”.
Algunos estudiosos han querido observar –en los glifos que aparecen entre, lo que se interpretado como un rayo solar que sale de la cabeza de Tonatiuh, y los dos cuadrantes superiores, y entre la “cuenta” o chalchihuitl central inferior y los cuadrantes inferiores–, los cuatro puntos cardinales, indicando que el simbolo 1-Tecpatl (1-Pedernal) simboliza el norte; el glifo de la Xiuhuitzolli (tocado real) simbolizariaa el oriente; el glifo de Tlaloc es interpretado como 1-Quiahuitl (1-Lluvia) y simboliza el sur; y el glifo de 7-Ozomahtli (7-mono) estaría representando el poniente. Sin embargo, esta interpretación, de mediados del siglo XX, pudiera estar sujeta a nuevas interpretaciones.
A los costados del rostro de Tonatiuh aparecen dos garras que han sido identificadas como de águila, sujetando lo que serían dos corazones. Se ha interpretado este tallado como aquellos corazones que Tonatiuh requeria le fuesen sacrificados. Algunos han interpretado la figura triangular que esta en la parte superior de Tonatiuh como el pico del águila y la figura que esta debajo de la lengua como la cola de esa ave que tambien tiene un simbolismo solar.
En el tercer círculo concéntrico aparecen tallados los glifos de los 20 dias que correspondían a un “mes” del calendario solar o Xiuhpohualli. El primer dia correspondia a Cipactli (caiman o cocodrilo) que se encuentra en la parte superior del lado izquierdo del rayo de sol o pico del águila. A partir de ahí inicia la cuenta de los dias en sentido contrario a las manecillas del reloj hasta terminar en el glifo Xochitl (flor). Los signos de los dias que se encuentran tallados en la Piedra del Sol son: cipactli, ehecatl, Calli, cuetzpallin, coatl, miquiztli, mazatl, tochtli, atl, itzcuintli, ozomahtli, malinalli, acatl, ocelotl, cuauhtli, cozcacuaahtli, ollin, tecpatl, quiahuitl y xochitl. Es evidente que se esta tratando de representar el tiempo que constituían las “veintenas” o “meses” del calendario solar.
El cuarto círculo esta compuesto por varias secciones cuadradas que contienen cinco puntos. Estos cuadrantes con cinco puntos, su simbolismo no ha sido identificado con claridad por los estudiosos calificados, lo que ha ocasionado una serie de interpretaciones de dudosa y rigurosa investigación científica. Complementan este círculo ocho figuras triangulares que se han identificado como rayos solares; cuatro están al frente y estarían indicando los rumbos cardinales, y cuatro se encuentran atrás del anillo o círculo en cuestión. Itercalados con los rayos aparecen ocho figuras que pueden interpretarse como adornos o tocados de plumas. Todo este círculo esta adornado con plumas.
En el quinto círculo aparen 12 pictogramas acompañado cada uno de cuatro pequeñas figuras. Hasta la fecha no se ha podido precisar que simbolismo tienen, aunque algunos han sugerido que se trata de “chorros” de sangre.
En el sexto y último circulo aparecen dos serpientes de fuego conocidas como Xiuhcoatl. Estas Xiuhcoatl rodean y enmarcan la Piedra del Sol encontrandose cara a cara en la parte inferior de ésta. Se ha pensado que las Xiuhcoatl podrían simbolizar el espacio celeste o la vía láctea. Las serpientes de fuego se encuentran divididas en doce secciones –o trece considerando la cabeza–, y se cree que estas secciones podrian estar representando ciclos de 52 años. Los rostros de las serpientes han sido identificados como los de Tonatiuh y Xiutecuhtli, ambos relacionados con el fuego, el calor y la luz.
Entre las dos colas de las Xiuhcoatl, en la parte superior de la Piedra del Sol, aparece el glifo Carrizo con el numeral trece: Matlahtli uan yei – Acatl (13-Acatl) que corresponde a la fecha 1479; se cree que es el año en que se elaboró la monumental escultura; esto habría sucedido en el gobierno del tlahtoani Axayacatl.
Este enorme monolito continua siendo objeto de varios estudios e interpretaciones, la discusión sobre lo que realmente significa aún no ha terminado. La última propuesta de interpretación refiere a que se trata de Tlaltecuhtli (El Señor de la Tierra) y no al Sol. Esta última propuesta (de Carlos Navarrete y Doris Heyden) ha cobrado fuerza en los últimos años con el descubrimiento de la lapida monumental del Señor de la Tierra en el Templo Mayor de la ciudad de México, cuyas dimensiones son mayores que la de la Piedra del Sol.
Si el rostro que se encuentra en el centro de este monolito fuese Tlaltecuhtli, las interpretaciones que se han hecho hasta ahora sobre este monumento cambiarían profundamente. Si aceptáramos esta nueva propuesta, resulta muy interesante ver los “cuatro soles” alrededor del rostro de Tlaltecuhtli. El Señor de la Tierra, Tlaltecuhtli, es la única divinidad del México antiguo que no tuvo templos (teocaltin) y que nunca estuvieron a la vista sus esculturas o tallados de esta singular figura, siempre estuvieron escondidas, ocultas, detrás de otras esculturas o talladas debajo de ellas (Coatlicue). El Señor de la Tierra representa la muerte total, absoluta, nada escapa a él. En la “piedra del sol”, es como si Tlaltecuhtli, que esta en el centro, simbolizara la muerte de los cuatro soles, de las cuatro eras, y por ende del tiempo, ni el tiempo escapa de él, el tiempo muere. Aparece entonces, Tlaltecuhtli, como si fuera un gran “agujero negro” que lo devora todo: los soles, las eras, el tiempo, el espacio, los hombres.