Flores y plantas, una tradición mexicana milenaria.

13 de Julio 2020-07-13

Por Karloz Miranda Yaoehecatl



Fray Diego Durán, un monje dominico venido de España a México en el siglo XVI, se extrañaba y se sorprendía de ver como a los mexicanos de aquel tiempo les gustaba mucho, y tenían un gran fervor, por tener siempre flores y plantas en sus casas, en sus patios, jardines, y cómo ocupaban las flores y las plantas para muchas de sus actividades diarias que realizaban.

En todas las festividades religiosas que llevaban a cabo los antiguos mexicanos, les gustaba embellecer y adornar con flores, plantas y con ramas los templos, sus casas, sus patios, los caminos, etc. Realizaban tapetes de flores, arcos con plantas y flores, hacían enramadas, es decir, con ramas de árboles y con plantas enramaban sus templos, sus construcciones, sus edificaciones.

Adornaban las entradas a los recintos sagrados con enramadas floridas, tapizaban los caminos con flores, y adornaban a sus divinidades –las imágenes de los Teocaltin– con collares de coloridas y aromáticas flores.

Todo, absolutamente todo, era embellecido, perfumado, con la presencia de plantas y flores. Lo que hacían los antiguos mexicanos era embellecer el entorno –o podríamos decir tambien, consagrarlo– para convertirlo en un espacio sagrado. Y aquí etariamos observando otra finalidad del uso de flores y plantas, crear el espacio adecuado, consagrarlo, para que estuviera listo para el ritual, para la práctica ceremoniosa.

El gusto, y el uso, de las flores y las plantas fue una práctica, una costumbre, que venía desde tiempos muy antiguos, de la época de los toltecas, de los teotihuacanos, de los olmecas, de tiempos muy remotos. Los mexicanos del siglo XVI sólo conservaron su tradición, dando continuidad a una práctica cultural muy antigua. En términos generales, los mexicanos siempre han tenido un gusto predilecto por todo tipo de plantas y flores.

Sorprendido y con curiosidad escribia el monje dominico en aquel tiempo:

“…son en general estos naturales sensualísimos y aficionados, poniendo su felicidad y contento en estarse oliendo todo el día una rosita, o un xochitl, compuesto de diversas rosas, los cuales todos sus regocijos y fiestas celebran con flores, y sus presentes ofrecen y dan con flores; esles en fin, tan gustoso y cordial el oler las flores, que el hambre alivian y pasan con olerlas. Y así se les pasa la vida en flores… viéndolos tan aficionados a flores y rosas, celebraban una fiesta solemnísima a las rosas…”

Fray Diego Durán no erraba en su apreciación, los mexicanos eran, y somos todavía, muy aficionados a las flores y a las plantas. Contentos estaríamos de estar siempre rodeados de una gran variedad de flores, de árboles, de plantas. De tener un jardincito en el que pudiéramos abstraernos de la vida diaria, un espacio florido para relajarnos, para meditar, para reflexionar, acompañados de aromaticas flores, de plantas medicinales, y por supuesto, de árboles frutales también.

Actualmente, los grupos de danza azteca han recuperado y están tratando de mantener esta antigua tradición de trabajar con la flor. Verdaderas obras de arte realizan con sus tapetes o tendidos de flores. Mucho de este antiguo conocimiento hay que agradecérselo a la danza de tradición conchera, que conservó las formas y maneras antiguas de trabajar con la flor en sus ritos y ceremonias.

Y no sólo era una cuestión ornamental el tema de las flores y plantas en el México antiguo, muy conocido es que tambien se usaban como alimento y como medicina, para curar y sanar el cuerpo y el Tonalli de las personas. Ya muy poco sabemos de las flores comestibles.

El uso de las plantas, como de cada uno de sus componentes (raíces, tallo, hojas, flores, semillas), era una práctica muy antigua, probablemente desde la época de los olmecas, o más atrás en el tiempo. En Villahermosa, Tabasco, por ejemplo, en la región de la sierra, destacan algunas comunidades indígenas provenientes de la cultura olmeca-zoque y que utilizan alrededor de 112 especies de plantas medicinales para curar diversas enfermedades.

Recordemos también el famoso cerro del Tetzcotzinco en Tetzcoco, Estado de México (los famosos “baños” de Netzahualcoyotl), cuyo diseño arquitectónico e hidráulico realizado por Netzahualcoyotl a dejado perplejo y asombrado a más de uno. Además de su belleza propia y arquitectónica, el cerro fue diseñado como un jardín botánico de gran magnitud y alcance. Netzahualcoyotl hizo traer plantas y flores de lugares muy lejanos para concentrar toda esta variedad de especies en el cerro del Tetzcotzinco; de un lado del cerro existían plantas y flores de ornato y del otro las había medicinales.

Así que el gusto –como menciona Durán– de los mexicanos por las plantas y sus flores, tiene sus razones de ser, desde tiempos antiquísimos o inmemoriales.

Como un acotación adicional, cabe mencionar que esta práctica tan antigua, arraigada en las costumbres y tradiciones de los mexicanos, esta siendo lastimada, lacerada, herida, por la absurda decisión de la COFEPRIS (Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios) que emitió una lista para prohibir el uso de cerca de 200 plantas medicinales que los mexicanos usan (por ejemplo: manzanilla, sábila, epazote), y que, como hemos visto, es una práctica que viene desde tiempos inmemoriales. Es absurdo que el gobierno mexicano por un lado permita el consumo de la marihuana con fines “recreativos” o “lúdicos” y por otro lado prohíba el uso de las plantas medicinales cuya finalidad es sanar las enfermedades del cuerpo humano.

“Pero, ya que he venido a saber,

iré a decirle a nuestros amigos.

Aquí siempre vendremos a cortar

las preciosas, variadas, fragantes flores,

y a tomar

los variados y bellos cantos.

Con ello daremos placer a nuestros amigos,

los señores en la tierra,

los príncipes, águilas, jaguares.”

 

–Cantares Mexicanos–


Compartir este post :

 Frase del día
 Redes Sociales
 Categorías
 Visitas