Formas de vida antigua. El copilli.

09 de Septiembre 2020-09-09

Por Karloz Miranda Yaoehecatl



Alrededor del año de 1540 (S.XVI), fray Bernardino de Sahagún, un monje franciscano, entrevistó a varios ancianos nahuas, sabios, de las regiones de Tetzcoco, Tlatelolco y Tenochtitlan, recolectando valiosos testimonios de su forma de vida antigua. Estos testimonios, este trabajo de investigación, quedaron plasmados en varios documentos conocidos como el Códice Florentino, escrito en nahuatl. De esta fuente original en nahuatl, fray Bernardino hizo su propia traducción al castellano, esta magna obra se conoce como Historia General de las Cosas de Nueva España, la cual esta compuesta en doce libros. Es decir, la Historia General esta basada en el Códice Florentino. Reproducimos aquí algunos textos, sobre las costumbres y formas de vida de los antiguos mexicanos, que pueden resultar de interés general.


Sobre el Copilli, tocado o corona de plumas

“poníanle una corona que la llamaban quetzalcómitl, era hecha de plumas ricas, era angosta, conforme al redondo de la cabeza en lo de abajo, pero íbase ensanchando hacia arriba; estaban las plumas arriba muy paradas… llevaba también  esta corona dos plumajes, uno de la parte izquierda y otro a la parte derecha, que salían de junto a las sienes a manera de cuernos inclinados hacia delante; en el remate de ellos iban muchas plumas ricas que llaman Quetzalli, que salían de unos vasos hechos a manera de jícara chiquita; estos plumajes o cuernos se llamaban quamamalitli [cuamamalitli].”

“[…] poníanle en la cabeza una corona de plumajes ricos, que estaban alrededor de la cabeza, y del medio salían muchos quetzales ricos y altos; colgaban de estas coronas sobre las espaldas unas plumas verdes muy preciosas; tenía aquella corona adornado el chapitel de unas plumas muy negras, que resplandecían de negras –que crían las gallinas y lo gallos en el pescuezo–, [golilla], y entrepuestas unas pestañas de plumas peladas…”

“poníanle una pieza hecha de plumas de papagayos plegada al cuello, (que) era tan ancha que tomaba de un hombro a otro y colgaba hasta los pies, y aun arrastraba, era igualmente ancha desde arriba hasta abajo.”


Fuente: Fray Bernardino de Sahagún, Historia General de las Cosas de la Nueva España, México, Editorial Porrúa, 2006, pp. 146-148

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